(#graciaypazdevo #semana47)
“para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.”
Gálatas 3:14 RVR1960
Pablo explica ahora un aspecto muy importante del papel que juega la promesa que Dios le hizo a Abraham, cuya bendición alcanza hoy a todos por medio de la fe. Primero, que el pacto no puede ser invalidado, ni tampoco modificado. Luego, que la promesa fue para Abraham y su simiente, la cual es primordialmente Cristo. La ley, que vino 430 años después, no altera el pacto en absolutamente nada, ni lo invalida, ni le añade.
Si la ley pudiera de alguna manera justificar al pecador, el pacto ya no tendría sentido. La bendición ya no sería el resultado de la promesa,
sino de la obediencia a la ley. Sin embargo, dada la ineficacia de la ley para justificar y que el pacto
sigue siendo válido, la fe sigue siendo el medio por el cual se recibe la bendición y la herencia que la promesa de Dios garantiza.
La pregunta entonces surge aquí:
¿para qué sirve la ley? Para poner en evidencia el pecado, para exponerlo como transgresión (ver
Romanos 7:7) hasta que viniera Cristo, ¿quién iba a traer la solución final al problema del pecado? La
ley no podía vivificar, solamente encerró todo bajo pecado, para hacer evidente que solo por medio
de la fe en Jesucristo el creyente
podía alcanzar la promesa.
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Serie Devocional: Gálatas
Elaborado por: Javier // Personal // I.B.Gracia&Paz
Amar a Dios, amar a las personas, transformar al mundo
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