“Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?”
1 Juan 4:20 RV60
La convivencia entre hermanos que forman parte de una iglesia, brinda la oportunidad de mostrar nuestro amor por el prójimo, porque es allí donde se generan diversos grupos para congregar, como lo son los grupos pequeños. Y es aquí que podemos formar lazos más íntimos para edificar a los miembros del cuerpo de Cristo. Pero, no todos quieren ser parte de los grupos pequeños, generalmente las personas mayores, son parte del grupo grande de los domingos, pero indiferentes al de otros días. Y los menores son más activos en los grupos pequeños, pero ausentes los domingos.
Podemos argumentar: ¡Amo a Dios, por eso voy los domingos! Pero inmediatamente el versículo dice: ¡No es cierto! Porque si me amarás, también estarías en la Iglesia los otros días de la semana para ver a tu hermano. Y si no amas a tu hermano que ves, ¿cómo puedes amarme a mí que no soy visible a tus ojos?
Por tanto, busca en lo posible pertenecer a un grupo pequeño donde puedas amar a tu hermano que ves, y tendrás el gozo de servir a tu Iglesia, como Jesús lo hizo cuando estuvo en la tierra, que mostró su amor al Padre haciendo su voluntad.
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Serie Devocional: Amar a las personas
Elaborado por: Daniel // Personal // I.B.Gracia Paz
Amar a Dios, amar a las personas, transformar al mundo
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